Dark se sitúa en un misterioso pueblo alemán y la angustia comienza cuando tiene lugar la desaparición de un niño. Los personajes son contenidos, algunos muy fríos y lo que más desconcierta es que ninguno se comporta de forma visceral. Hay conflictos familiares, amorosos y de amistad. Es un pueblo en el que todos tienen cuentas pendientes y esperan el momento idóneo para ejecutar su venganza. En ocasiones esa frialdad asusta e incluso el espectador comienza a sospechar de todos los habitantes del pueblo.
Un matrimonio perdido porque el marido le es infiel a su mujer con hombres, un padre destrozado que no soporta la perdida de su hijo y no desistirá hasta encontrarlo, una mujer no correspondida enamorada de un hombre al que denuncia por algo que no ha hecho, un adolescente que se siente culpable por no proteger suficientemente a su hermano pequeño y una familia rota tras el suicidio de un padre.
Todos estos dramas existen en Dark, pero ninguno de los habitantes los verbaliza y acaban guardándoselo todo dentro. Sin embargo, en la segunda temporada los misterios y los secretos se descubrirán y el público tendrá la oportunidad de comprender mejor a los personajes a través de su presente, futuro y pasado.
En definitiva, Dark consigue que los espectadores se introduzcan entre los recovecos de un pueblo alemán frío, pausado, endogámico y duro. Esta ficción llena de tristeza atrapa e incomoda a partes iguales.