Esta serie es divertida, profunda, dura y desprejuiciada.
Las protagonistas son mujeres transexuales negras que en las calles de Nueva York de los años 80 crean su propio mundo, su universo. Los personajes, con los que resulta muy sencillo empatizar, han sufrido un aislamiento por parte de sus familiares biológicos y crean su círculo, casas donde son ellas, se sienten cómodas y tienen un lugar.
Las matriarcas de la ficción son Elektra, una mujer poderosa a la que nadie le tose por miedo, y Blanca, una mujer bondadosa que con el paso del tiempo adquiere fuerza, ya que pasa de estar a la sombra de Elektra para convertirse en la matriarca de su propia casa. Aunque hay un distanciamiento entre ellas, la relación nunca termina. Tienen un vínculo imposible de romper. Discuten, se ridiculizan e incluso se faltan al respeto, pero aun así, se siguen buscando. Elektra ayudó a Blanca en el peor momento de su vida y eso nunca lo olvidará.
En definitiva, esta serie escoge un contexto específico y trata la solidaridad y la importancia de no estar solo en el mundo desde un punto de vista muy interesante. Los personajes son profundos, se ayudan, apoyan y al final, forman una familia.